En diciembre de 2020, el tráfico de Internet fijo en Chile aumentó en 58%, respecto a 2019, mientras que los accesos fijos residenciales crecieron en 12,5%, el mayor aumento producido desde el año 2009. A juicio de Fernando Saiz, director de la Mesa de Infraestructura y Conectividad de la Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de Información (ACTI), ‘este incremento se explica por un 40% más de tráfico de Internet, el cual debió conectar a 3,5 millones de estudiantes de distintos niveles a clases remotas, y por un teletrabajo que se multiplicó por 13 en pandemia, alcanzando a un cuarto de los trabajadores de Chile’.
Por ello, Saiz -quien además es director de Asuntos Públicos de Movistar Chile- afirma que ‘la pandemia implicó prácticamente duplicar el rendimiento de nuestra red’, gracias a lo cual los usuarios pudieron trabajar, estudiar a distancia, informarse y estar cerca de sus seres queridos, por lo que también plantea su convencimiento sobre lo esencial que es la conectividad y el desarrollo digital para Chile, las personas y las empresas.
‘Durante 2021 continuamos aportando en la reducción de la brecha digital, y esto contempló, por un lado, el despliegue de la red móvil 4G a nivel nacional; por otro lado, la fibra óptica, reconocida por su calidad, estabilidad y velocidad y, finalmente, la nueva red 5G, que podrá llevar al siguiente nivel el Internet de las Cosas, desplegando casos de uso concretos que mejorarán la calidad de vida de las personas y ciudades del país’, sostiene. Esto llevó a que en el ranking mundial de velocidad de Internet Chile se ubicara en la novena posición en conexiones fijas, escalando 13 puestos, con una velocidad promedio de 209,3 Mbps.
Pese a ello, la brecha digital aún persiste: cuatro de cada 10 hogares no tienen conexión a Internet fija, lo que posiciona atrás a Chile, en comparación con los vecinos de la región. ‘Por ejemplo, Chile tiene una penetración de banda ancha residencial de 56% versus Argentina que tiene un 66% y Uruguay un 82%’, señala Fernando Saiz.
Y reconoce que ‘estas diferencias en el acceso son reales y debemos abordarlas con la mayor responsabilidad posible. Si vamos a la región, podemos observar que este fenómeno se ha masificado, particularmente con la pandemia’. Por ello, el desafío para 2022 es seguir desarrollando e impulsando competencias digitales para disminuir esta brecha.
‘Mediante nuestro propósito de conectar la vida de las personas, buscamos que nadie se quede atrás de la revolución digital. Queremos conectar a los ‘no conectados’, y seguiremos buscando vías de desarrollo digital para nuestro país’, sostiene.