Chile está viviendo una transición hacia un país digitalizado, en el que las TICs juegan un rol clave

En esta línea, el dirigente gremial opina que el foco debiera ser similar a la estrategia nacional de desarrollo público-privada que han seguido economías asiáticas, como Japón, Taiwán, Singapur y Corea, donde, gracias a la implementación de proyectos de alta conectividad, se generaron crecimientos económicos muy importantes.

La apertura del mercado de las telecomunicaciones a inicios de los 90 se tradujo no solo en el surgimiento de una nueva forma de comunicarse, sino también en el crecimiento de la actividad económica, la generación de nuevos negocios y el aumento del empleo.
Hoy, Chile se encuentra ante un nuevo punto de inflexión, en que el siguiente salto depende de contar con una infraestructura y conectividad a la altura de los países desarrollados para que las otras componentes del ecosistema base den paso a la implantación de una estrategia nacional de desarrollo y de esta manera se pueda avanzar definitivamente al desarrollo.
En ese camino, a Raúl Ciudad, presidente de la Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de Información (ACTI), le parece que conmemorar el Día Mundial de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información es relevante, ya que el país se encuentra en un momento en el que debe aprovechar cada instancia para concientizar sobre la importancia de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
-¿En qué situación se encuentra el país en materia de telecomunicaciones?
«No podemos negar que ha habido avances en esta materia. Somos el país más conectado de América Latina; contamos con la banda de 700 MHz para servicios 4G; está en aprobación la ejecución y presupuesto para un proyecto de Fibra Óptica Austral entre Puerto Montt y Punta Arenas por US$100 millones, y tenemos una penetración de internet cercana al 70%. Además, el Gobierno y la industria privada han estado impulsando importantes planes de inversión en esta materia. Estas decisiones son importantes, porque una conectividad a nivel nacional permitirá una cobertura suficiente para que se logren penetraciones de Banda Ancha superiores al 90%. Esto se traduce en el aumento de inversión en el I+D+i, la transformación digital de las empresas, el desarrollo de la Internet de las Cosas y el incremento de la productividad, algunos de los elementos básicos para que Chile llegue al desarrollo».
-El tema del Día Mundial de las Telecomunicaciones de este año es el Big Data. ¿Cómo hemos avanzado y cuáles son los principales desafíos?
«El Big Data ha tenido a nivel global un crecimiento significativo, lo que se traduce en la digitalización de procesos cruciales de las organizaciones que han optado por sumarse a esta tecnología. En Chile solo el 17% de estas utiliza las herramientas que permiten hacer análisis de grandes volúmenes de datos, respondiendo a la falta de conocimiento que existe respecto al concepto y la oferta tecnológica que lo soporta, que es parte de la ‘tercera plataforma’ que ha irrumpido en el mundo como parte de la Cuarta Revolución Industrial, que se inició a principios de 2013. La analítica de grandes volúmenes de datos de los procesos de negocios debe ir acompañada de una transformación de la estrategia, apoyada por el uso de las tecnologías de la tercera plataforma».
-¿Cuáles son los pasos siguientes que debiera dar Chile para continuar avanzando en este ámbito?
«Chile está viviendo una transición hacia un país digitalizado, en el que las TICs juegan un rol clave y se convierten en el canal para que todas las industrias puedan obtener ventajas y ser más eficientes, productivas y competitivas. No es suficiente con que Chile esté posicionados como el país más interconectado de Latinoamérica o ubicarnos en el N° 38 entre 139 países alrededor del mundo si no tenemos una estructura de conectividad interna apropiada a las situaciones y necesidades de los chilenos.
En cuanto a la Banda Ancha, tenemos un 70% de penetración y hay que llegar a 95%. Las inversiones que deberá hacer Chile para alcanzar estos indicadores deberán ser del orden de los US$10 mil millones anuales en infraestructura. La Fibra Óptica Austral vio paralizada su licitación debido a que en julio de 2016 se presentó solo una oferta para cubrir uno de los cuatro tramos licitados. El retraso de la implementación del proyecto en dicha región significa que no existirá una mejora respecto a conectividad digital de internet con el resto del país. Sabemos que se llamará a una nueva licitación con nuevas condiciones, por lo que se espera que haya más interesados del mundo privado para desarrollar este importante proyecto».
-¿Cómo se puede dar el salto?
«El Gobierno y la industria privada han estado impulsando importantes planes de inversión en esta materia. El sector de las telecomunicaciones crece en Chile al ritmo de los dos dígitos, a pesar de las vicisitudes económicas actuales. La demanda por más accesos, Banda Ancha y cobertura, continuará aumentando producto del incremento natural del uso de las tecnologías para todas las actividades económicas del país, como también las redes sociales, donde Chile es early adopter entre los primeros del mundo. Esta implementación debe ser pensada como parte de una estrategia nacional de desarrollo público-privada, a la altura de las economías asiáticas, como Japón, Taiwán, Singapur y Corea, donde, gracias a la implementación de proyectos de alta conectividad, se generaron crecimientos económicos muy importantes. Se debe poner el foco en el crecimiento relevante de las redes de conectividad del país y llegar, en un primer paso en el camino al desarrollo, a un Chile desarrollado en telecomunicaciones».
-¿Cómo están actuando como gremio?
«Hemos mantenido un rol activo en la elaboración de una estrategia sectorial y nacional, que permita mitigar la baja inversión (menos del 2% del PIB) y también en el aspecto cualitativo asociado. Este es un tema central para lograr mejoras en la productividad de nuestras industrias estratégicas y empresas de distintos sectores para aumentar la competitividad del país, y, al mismo tiempo, ser un factor de inclusión social, absorbiendo profesionales y técnicos en una industria que a todas luces permea a toda la estructura productiva y de servicios».

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